ANDRÉS TRAPIELLO
Al morir don Quijote, quedaron sus parientes y amigos, entre ellos Sancho y el bachiller Sansón Carrasco, su sobrina Antonia y el ama Quiteria, en el mayor desconsuelo y desconcierto. La muerte del caballero trajo a todos transformaciones asombrosas: aprendió a leer Sancho, que leyó su propia historia y la de don Quijote en los libros que publicó Cervantes, colgó sus hábitos el bachiller y se enamoró Antonia de él, llevando en su vientre al hijo de otro, y la vida en su aldea se estrechó tanto para los cuatro, que decidieron partir a las Indias, buscando fortuna y poner un poco de espacio al desamparo en que les dejó a todos la muerte de don Quijote.Pero el camino emprendido se llenará de aventuras, no todas venturosas. Conocerán el mar, sus tormentas y corsarios, la ilusión de un paraíso y el temor de perderlo antes de alcanzarlo, prosperarán y fracasarán en cuanto emprendan, y verán cómo la vida nueva se entrelaza con la antigua, pues la sombra de don Quijote, y aun de Cervantes, y cuanto a uno y a otro sucedió, les seguirá hasta el Perú, con personajes que el lector del Quijote y de la vida de Cervantes conoce bien, y allí en las Indias la mayor parte de ellos acabarán sus vidas.Es una historia que, como tantas vidas, sólo se puede resumir contándose entera, y donde el sentido se nos da en los grandes sucesos tanto como en los pequeños. Por eso la llamamos una novela.