ARMANI, GIORGIO
Giorgio Armani no es partidario de las medias tintas. Para él las cosas son siempre blanco o negro. Armani es uno de los pocos que dice públicamente lo que piensa de todo y todos: de sus colegas, del dinero, del éxito y la fama. En un mundo que vive de la apariencia y de la imagen, es un fenómeno raro y, por lo tanto, fascinante. Otra cosa que sorprende en las palabras dichas a lo largo de una vida porque los cuarenta años de trayectoria que recoge el presente volumen representan toda una vida es el hecho de que la relación entre Giorgio Armani y la moda no ha cambiado: en el trabajo de la mañana a la noche a los treinta años, en el trabajo de la mañana a la noche también hoy. Siempre atento, nunca cansado, estilista puro y mánager duro. Defensor feroz de la elegancia, sus reglas son implacables, empezando por la primera: «Los tontos no son nunca elegantes. Los inteligentes, en cambio, incluso con dos trapos encima están vestidos lógicamente, por lo que siempre son elegantes». Si en otros tiempos la idea de elegancia era una sola chaqueta azul cruzada para los hombres, traje sastre negro con un hilo de perla